dicembre 08, 2011

Visita virtual: LA PIEDAD, asombrosa PERFECCIÓN del genio creativo: Miquelangelvs Bonarrotti il Florentinvs.


LA PIEDAD
Miguel Ángel Buonarroti (Caprese, Florencia 1475 - Roma 1561)
1498-1499
Mármol de Carrara
Basílica de San Pedro, Vaticano
Escultura del Renacimiento. Clasicismo

     Quienes traspasan el umbral de la basílica de San Pedro normalmente llegan abrumados por la grandiosa columnata de la plaza, la espectacularidad de la fachada y la amplitud del pórtico. Pero apenas se ha penetrado en el magno templo, en la primera capilla de la derecha aparece una de las grandes sorpresas que depara el recinto: la célebre Piedad de Miguel Ángel.

     Esta imagen, paradigma del arte renacentista y obra maestra de todos los tiempos, supone la recuperación y superación de los mejores momentos del arte clásico gracias al talento de Miguel Ángel, el genio toscano que trabajó en la escultura cuando tan sólo contaba veinticuatro años de edad. La obra fue realizada en Roma a petición del cardenal benedictino Jean Bilhères de Lagraulas, abad de Saint Denis y embajador de la corte francesa de Carlos VIII ante la Santa Sede, que formalizó el contrato con el escultor el 26 de agosto de 1498 por mediación del banquero Jacopo Galli, cliente del joven escultor. En él se estipulaba el pago de 450 ducados de oro y su entrega en el plazo de un año.
     Para afrontar el trabajo, el escultor procedió a escoger personalmente el bloque de mármol en las canteras de Carrara, que trasladó y trabajó en su taller romano cumpliendo escrupulosamente lo establecido, aunque el comitente no llegó a ver la obra terminada, ya que falleció poco antes de queMiguel Ángel formalizase la entrega, por lo que se decidió que fuera colocada presidiendo la sepultura del prelado en la capilla de Santa Petronila, en la basílica de San Pedro, edificio que por entonces se hallaba en pleno proceso de transformación.

     La escultura realizada por Miguel Ángel era innovadora en todos los sentidos. Por un lado, porque en ella desarrollaba un tema iconográfico que si a lo largo del siglo XV había tenido una amplia difusión en el arte medieval del centro y norte europeo, especialmente en Alemania, estaba muy poco extendido por Italia, siendo un tema novedoso que causó verdadera sensación por la contención de su dramatismo. En segundo lugar porque los valores compositivos, el tratamiento de las anatomías y la impecable ejecución técnica devolvían a Roma el alto nivel alcanzado por la estatuaria clásica, algo que Miguel Ángel ya había demostrado en la figura de Baco que había terminado en Roma un año antes y que pasó a engrosar la colección de antigüedades del banquero romano Jacopo Galli. Por último, porque en esta obra el genial escultor aplicó las teorías neoplatónicas que definirían su obra futura, según las cuales el artista reconoce su obra encerrada en el interior de la piedra a través del intelecto, limitándose a liberarla del material sobrante, de modo que mientras todos simplemente veían un bloque marmóreo elegido por la pureza de sus vetas, el escultor ya tenía en su mente el sacar a la luz la imagen de una madre dolorida con su hijo muerto en el regazo, usando para ello la técnica y la paciencia a partes iguales. El resultado, obtenido de un bloque único sin añadidos, es lo suficientemente elocuente.
     El éxito de la obra motivó que el tema de la Piedad fuera abordado por el escultor en dos ocasiones más. Hacia 1549 llevó a cabo la Piedad que se conserva en el Museo de la Opera del Duomo de Florencia, al parecer destinada en principio a presidir su propio monumento funerario y que, según Vasari, fue mutilada y abandonada sin acabar por el propio escultor. Igualmente, hacia 1552, comenzó la llamada Piedad Rondanini, hoy en el museo del Castillo Sforzesco de Milán, en la queMiguel Ángel estuvo trabajando hasta pocos días antes de su muerte, por lo que también quedó inacabada. Hasta tiempo reciente también le era atribuida al escultor la Piedad destinada a la capilla de los Barberini en Palestrina, que actualmente guarda la Galería de la Academia de Florencia, si bien la autoría ha sido descartada por buena parte de especialistas.

     La Piedad del Vaticano en nada recuerda la desgarrada iconografía de los modelos nórdicos medievales, ya que en esta obra la Virgen no llora como una madre terrenal, sino que prevalece la serenidad y se limita a manifestar su lamento a través del gesto de desconsuelo de su mano izquierda, suavemente levantada, habiéndose interpretado como una evocación de los sermones de san Bernardino de Siena, que describía a la Virgen sosteniendo en el regazo el cuerpo inerte de su Hijo recordando los días en que era niño en Belén, como una ensoñación en que estuviera dormido. Ello mueve al escultor a representar a María con la belleza virginal de la edad juvenil, casi más joven que la figura de Cristo.

     La personalísima creación adopta una composición piramidal que facilita el equilibrio, la unidad y la racionalidad (no hay que olvidar que el triángulo está unido a la idea de divinidad) , en la que, con gran habilidad, los ropajes de la Virgen agrandan su volumen a la altura de las rodillas para permitir reposar con naturalidad el cuerpo de Jesús. De igual manera, Miguel Ángel altera con maestría las proporciones de las dos figuras, presentadas en tamaño ligeramente superior al natural (174 x 195 cm), de modo que resulta imperceptible apreciar que si la Virgen se pusiera de pie su estatura rebasaría la de Cristo, evitando con ello la rigidez y la horizontalidad lógica del cuerpo de un hombre adulto descansando sobre una mujer sentada.

     El resto son sutiles matices que no pasan desapercibidos, como la colocación de paños para evitar tocar directamente el cuerpo sacrificado; los movimientos complementarios de las cabezas, una hacia delante y otra hacia atrás, y de los brazos, el de María levantado y el de Cristo caído; el contraste entre el claroscuro de los drapeados y la tersura de la anatomía de Cristo, en cuyo brazo derecho la descripción muscular, similar a la técnica del sfumato, insinúa que el cuerpo no está frío todavía. El prodigioso trabajo de los pliegues y el interés por el estudio de la anatomía humana remiten al más puro clasicismo, cuyos modelos quedan desbordados por el alto grado de veracidad mórbida que consigue Miguel Ángel.

     La armonía de las líneas, la belleza de las formas y la finura del trabajo del mármol, de aspecto cerúleo tras ser pulimentado con piedra pómez y copos de paja, facilitan que el espectador pueda captar la vida interior de las figuras, incorporando una sensibilidad totalmente novedosa, humanamente inexpresable, que alcanza la perfección. 
     Ello explica la satisfacción del escultor con el resultado, que le llevó a dejar firmada la obra en la banda que atraviesa el pecho de la Virgen, donde con letras capitales dejó plasmada la inscripción "Michael Angelvs Bonarotvs florent faciebat" (Miguel Ángel Buonarroti florentino lo hizo), la única vez que firmó una obra.

     En la Piedad, a pesar de mostrar el dramático momento en que Cristo aparece muerto y recién descendido de la cruz, el dolor está contenido, un rasgo que junto al trabajo idealizado de los rostros va a caracterizar las mejores producciones del arte renacentista.

     Para cautivar al espectador no se recurre a la gesticulación dolorida y a las muestras sanguinolentas, sino al dolor interior sentido y transmitido por los personajes, lo que proporciona una gran dignidad a la escena. Tampoco pasa desapercibido que la imagen está concebida para ser contemplada de frente, lo que explica la concentración de detalles frontales y su disminución en la parte posterior, si bien la imagen permite su visión desde todos los ángulos y adquiere distintos significados según el punto de vista, como lo demostraría Robert Hupka en la serie de sobrecogedoras fotografías realizadas sobre la imagen (ver vídeo).


     Esta obra sufrió un atentado el 21 de mayo de 1972, fecha funesta en la que fue agredida por un perturbado que golpeó con un martillo el rostro de la Virgen. Después de su restauración y convertida en uno de los mayores iconos del arte universal, la Piedad pasó a mostrarse en su capilla amparada tras un grueso cristal como medida de seguridad.


* * * * *












Benvenutto Cellini, carta a Benedetto Varchi. 1547.
[...] y ha sido manifestada la excelencia de  Miguel Ángel, por haber observado lo que este arte merecía; y, para manifestar aún más la grandeza de este arte, Miguel Ángel resulta hoy el mejor pintor de quien se haya tenido noticia, tanto entre los antiguos como entre los modernos, solo porque todo lo que realiza en pintura lo extrae de los estudiadísimos modelos realizados en escultura; y no sabría reconocer a nadie que hoy se acerque más a esa verdad de arte que el valioso Bronzino. […]




experiencias personales.
que pena que no se pueda tocar, ya que se va a italia desde madrid.. que nos dejen tocarla!!
es impresionante la maestria de MAB para realizar todos los pliegues de las vestimentas de la Virgen en un material duro como es el marmol.. ALUCINANTE, IMPRESIONANTE!!!! 

Motivación y Superación.



Nick Vujicik es el mayor ejemplo de la superación, la perseverancia, la fortaleza y el amor, él a pesar de todas sus dificultades, que no son menores, ha sabido salir adelante  mejor que muchas personas completamente capaces de vivir una vida plena y feliz. Caer siempre está permitido, pero levantarse es una obligación. Si te caes siete veces, levántate ocho.


http://youtu.be/zGMBvfkigfs
http://youtu.be/oZ68ulpvhcc
http://youtu.be/0EroXcqJsdU

mi artista preferido: Miguel Ángel Buonarroti


Cuando un historiador del arte se plantea el análisis de la obra de Miguel Ángel Buonarroti se encuentra ante uno de esos grandes genios a los que resulta difícil encasillar en una de las artes plásticas convencionales. Miguel Ángel (1475-1564) trabajó con éxito en las más principales de ellas y aún tuvo tiempo para escribir poemas e incluso filosofar.Pero creo que es razonable afirmar que él mismo se tenía, antes que cualquier otra cosa, como escultor y que, de alguna manera, su producción pictórica refleja bien a las claras esa concepción escultórica del arte que poseía.


En esta presentación en Power Point he tratado de sintetizar las distintas etapas en las que podemos dividir su producción artística y, a continuación se presentan la más importantes obras escultóricas que salieron de su mano.





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Ficha biográfica de Miguel Ángel Buonarroti.
Miguel Ángel es el artista con mayúsculas; pintor, escultor y arquitecto, su personalidad es tan fuerte que define los cánones del genio. Michelangelo Buonarroti nació en Caprese, cerca de Arezzo, el 6 de marzo del año 1475. Pertenecía a una familia acomodada - su padre Lodovico di Leonardo di Bounarroto Simone era "podestá" de Florencia en esa localidad - que se trasladó a la capital de Toscana a las pocas semanas de nacer el pequeño. La madre, Francesca di Neri di Miniato del Sera, confió la alimentación del pequeño a una nodriza, hija y mujer de canteros, dato que será considerado por el artista como fundamental para su formación. Cuando Miguel Ángel tiene seis años fallece su madre; en esos momentos conoce al pintor Francesco Granicci, un mozo de 12 años que le anima a pintar, lo que no será del agrado de Lodovico Buonarroto. Tras algunos años de "lucha" entre padre e hijo, Lodovico da su brazo a torcer - él deseaba que su pequeño realizara una carrera administrativa o comercial más satisfactoria que la pintura - y Miguel Ángel ingresa con trece años en la "bottega", el estudio, de Domenico Ghirlandaio con quien aprendería las técnicas del fresco y desarrollaría su extraordinaria capacidad como dibujante. Tras una corta estancia en la "bottega" - que parece abandonar por discrepancias con su maestro - inicia estudios de escultura en el Jardín de los Médici, bajo el patronazgo de Lorenzo "Il Magnifico" y la dirección artística del donatelliano Bertoldo di Giovanni. Estos años serán de gran felicidad para el joven ya que es acogido como hijo adoptivo por el Magnífico en el palacio Médici, donde vivía con los más destacados miembros del humanismo: Poliziano, Marsilio Ficino, Pico della Mirandola. Sus primeros trabajos escultóricos se realizan en estos años bajo la protección de los Médici. La caída de la familia gobernante de la ciudad, a la que contribuyó decididamente la actuación del clérigo Girolamo Savonarola, provocó la huida del joven artista, primero hacia Venecia y después a Bolonia, donde estudió las obras de Jacopo della Quercia. En el invierno de 1495-1496 regresa a Florencia, donde trabaja para Pierfrancesco de Médici, también simpatizante del gobierno popular dirigido por Savonarola al igual que Miguel Ángel. En estos años juveniles manifiesta ya una profunda admiración hacia la anatomía que le llevará a acudir casi todas las noches al depósito municipal de cadáveres para practicar disecciones que le permitieran conocer mejor la estructura interna del cuerpo humano. En sus obras escultóricas de estos momentos - especialmente la Centauromaquia - muestra un dominio del movimiento y de la anatomía que no había sido conseguido por Donatello. En el mes de julio de 1496 se traslada a Roma por primera vez. En la Ciudad de los Papas recibirá el encargo de su famosa Pietà del Vaticano, mostrando su manera de trabajar en un Baco y un Cupido esculpidos para el banquero Jacopo Galli. De regreso a Florencia realizó el David y la decoración de la Sala del Consejo del Palazzo della Signoria, siendo el encargado de elaborar la Batalla de Cascina que compitiera con la Batalla de Anghiari encargada a Leonardo. En el boceto demuestra una vez más su obsesión por el desnudo, que será modelo de un buen número de artistas jóvenes por aquellas fechas. Ambas obras han desaparecido por desgracia. En 1505 el poderoso papa Julio II reclama a Miguel Ángel que regrese a Roma ya que le va a encargar una tumba con cuarenta figuras, digna de tan elevado personaje. Pero el magno proyecto se vio reducido a la realización del Moisés y los Esclavos. Los caracteres del Papa y del artista eran tan diferentes que los enfrentamientos, a pesar de la mutua y profunda admiración que se manifestaban, no tardaron en aparecer. El propio Miguel Ángel denominará a ese encargo la "Tragedia del Sepulcro". Será el mismo Julio II quien también le encargue su obra maestra: el techo de la Capilla Sixtina, a cuya decoración dedicará cuatro años, entre 1508 y 1512. El trabajo fue agotador ya que no contaba con ningún ayudante y puso de manifiesto el fuerte carácter del maestro agravado por su insatisfacción característica, la escasez de honorarios y las numerosas demandas de ayuda que recibe de su familia, especialmente de su hermano Buonarroto. Es significativo el texto de una carta que escribe a su padre en enero de 1509: "Hace un año que no recibo un céntimo del papa y no lo pido porque mi trabajo no va adelante como creo que merece. Esta es la dificultad del trabajo y el no ser mi profesión. Pierdo tiempo sin provecho. Dios me asista". En una nueva carta se reafirma en sus opiniones al manifestar: "Sigo aquí disgustado y no muy sano, con gran trabajo, sin gobierno y sin dineros". Tras el fallecimiento de Julio II en 1513, sus herederos reducen el proyecto de sepulcro, lo que supondrá un importante varapalo para el maestro. Los viajes son continuos y tienen como punto de destino Carrara, donde se sentía tranquilo y sosegado junto a la familia con la que se crió. El papa León X le encarga la decoración de la fachada de san Lorenzo en Florencia - obra que quedará inconclusa -, realizando también los planos de la Biblioteca Laurentina y las Capillas Mediceas, donde se alojarían las tumbas de Giuliano y Lorenzo de Médici con las famosas estatuas de la Aurora y el Crepúsculo y la Noche y el Día. Estos años trabajará para el gobierno de la República de Florencia como ingeniero militar, siendo nombrado en 1529 "gobernador general de las fortificaciones" y trasladándose a Pisa, Livorno y Ferrara para comprobar el estado de sus murallas. 
En 1534 Miguel Ángel se instala definitivamente en Roma, donde realizará el Juicio Final, en la Capilla Sixtina, por encargo del papa Paulo III, quien le nombra pintor, escultor y arquitecto del Vaticano. 
En el Juicio Final, Miguel Ángel exhibirá su admiración hacia la anatomía que le llevará a desnudar al propio Cristo, anticipando con sus figuras el Barroco. Pero la reacción moral no se hizo esperar y ya en vida del maestro se empezaron a tapar los cuerpos, siendo Volterra uno de los encargados. Los pleitos con los herederos de Julio II para la ejecución de la tumba se suceden llegando a situaciones límite de las que salió airoso gracias a la ayuda del papa. Llevará a cabo los frescos de la Capilla Paolina inmediatamente después de acabar con el Juicio, una vez resueltos sus problemas con los herederos de Julio II, consintiendo éstos en la renuncia del maestro a la ejecución de los trabajos y admitiendo la colocación del Moisés en el nuevo proyecto. Desde 1546 Miguel Ángel se dedica especialmente a la arquitectura; tras fallecer Antonio da Sangallo asume la dirección de las obras de la basílica de San Pedro del Vaticano, compaginando los trabajos con el diseño de la escalinata del Capitolio y el Palacio de los Conservadores. En estos años mantendrá una encendida amistad con la poetisa Vittoria Colonna, mujer de místico temperamento que llevará a Miguel Ángel a expresar en sus obras y escritos una dolorosa fe, manifestando un ineludible deseo de penitencia. La fama del maestro alcanzó elevadas cotas en los últimos años de su vida, siendo nombrado "jefe" de la Academia de Dibujo de Florencia.Vasari, en sus famosas "Vidas", y Ascanio Condivi, con su biografía, le encumbrarán. El artista de la "terribilità", que definiría el último Cinquecento, fallecía en Roma el 18 de febrero de 1564 a la edad de 89 años. Su sobrino Leonardo llevará en secreto el cadáver del genio hasta Florencia en el mes de marzo, celebrándose solemnes funerales por su alma en la iglesia de San Lorenzo, antes de ser enterrado en Santa Croce. La ajetreada vida de Miguel Ángel fue llevada a la novela por Irving Stone en "El tormento y el éxtasis" sirviendo de base a una película con el mismo título.

La Florencia de los Medici.



dicembre 01, 2011

En el ecuador de la carrera de historia del arte.

Descubrí en el colegio que la historia no me gustaba sino que me apasionaba (seguramente por un profesor que hizo lo suyo con todo su empeño explicando la historia con tanta ilusión y dedicación). empezó a rondar por mi mente hacia los últimos meses del curso que quizá mi futuro iba encaminado a estar rodeada de libros sobre historia y que esa carrera,  me llamaba irremediablemente la atención. Pero, luego llego, el curso de segundo de bachiller y mi mente cambio pero no del todo: tenia que elegir porque otra (historia del arte) había entrado en mi mente y en mi corazón, no fue fácil la decisión. siempre me había gustado la historia desde que tengo uso de razón (aunque de pequeña mis ídolos fueran los policías de trafico si si lo que lees).  cuando lo conté, todo eran caras de sorpresa y admito que yo era la más sorprendida por haber tomado esa decisión. Pero llego el día en que me tenia que decidir oficialmente: llego el día en que aprobé selectividad con éxito, y tuve que elegir, y creo que elegí bien - historia del arte -. pero con el llamado plan Bolonia en el medio. y despues de un gran verano de 2010 lleno de alegrias, grandes amistades, buenos contactos, familia, llego así, de repente  septiembre de 2010, la facultad de FyL me daba la más cálida bienvenida el decano (Don Severino Escolano) de la facultad.  Desde el primer día de clase lo vi claro aunque tenía algunas dudas pero supe que no me había equivocado con el paso del tiempo, ya que me he dado cuenta que no podía estar más acertada y así hasta ahora. sin darnos cuenta, a dia de hoy ya estamos en segundo curso. si, todo esto da vértigo pero siempre se dice que cuando algo te gusta da la sensación de que el tiempo pasa aun más rápido. ahora conscientes del paso fugaz de los momentos y de los años (parece que fue ayer cuando todavia iba al colegio y mira ahora ya estoy en segundo curso de la uni), toca disfrutar de lo que queda que no es poco, renovar ilusiones, y ser mejor todavía si cabe.con mucho ánimo por la gente que me quiere, me aprecia y quiere lo mejor para mí. Gracias.