agosto 30, 2010

FILIPPO BRUNELLESCHI.




Cúpula de la Catedral de Santa María dei Fiore. 1419-1436. Florencia, Italia.
En 1418 Brunelleschi gana junto a Ghiberti el concurso convocado para llevar a cabo la cúpula con la que debía quedar terminada la catedral de la ciudad. Sin embargo, Ghiberti no se implicó realmente en la construcción, por lo que podemos considerar a Brunelleschi como el único y verdadero autor de la obra. Éste será su proyecto más ambicioso, que le ocupará prácticamente hasta el final de su vida y tendrá una importancia decisiva en la historia de la arquitectura.
En 1296 se había iniciado en estilo gótico la construcción de la catedral de Florencia. Arnolfo di Cambio fue el encargado de diseñar las trazas del edificio con una planta de tres naves y una cabecera octogonal en la que se abren capillas radiales como los pétalos de una flor.
Giotto había llevado a cabo la construcción del campanile. Pero a fines del siglo XIV las obras se habían paralizado ante las enormes dificultades técnicas que planteaba la construcción de la cúpula. El problema planteado, un auténtico reto, consistía en la imposibilidad de utilizar la tradicional cimbra de madera, debido a las enormes dimensiones del espacio.
Partiendo del estudio de la técnica constructiva utilizada por los romanos en las murallas, realizadas mediante dos muros y relleno, Brunelleschi plantea la cúpula como un doble cascarón con un espacio vacío en medio. La cúpula se levantó sin cimbras cerrándose a medida que subía. Ocho espigones de ladrillo y otros dos en cada paño formaban un armazón que se iba trabando horizontalmente en altura. El armazón así formado no se macizó sino que se cubrió con un doble cascarón, uno interior esférico y otro exterior de perfil ojival, que se apoyaban mutuamente, ya que el arco apuntado ejerce menor empuje lateral que el de medio punto.


Exteriormente, la cúpula presenta un aspecto particularmente esbelto por su perfil ojival. Está dividida en ocho secciones marcadas por nervios de mármol blanco, convergentes en el óculo superior. Entre los nervios, los paneles intermedios parecen expresar una tensión elástica acentuada por el bicromatismo de los materiales. Estos plementos están horadados por los mechinales (necesarios para la instalación de los andamios) que quedaron como residuo de los sucesivos anillos de construcción. El conjunto se eleva sobre un gran tambor oc­togonal, en cada una de cuyas caras se abren grandes óculos, elemento también inspirado en la arquitectura romana. En la base del tambor, exedras y cúpulas contrarrestan, alrededor, los empujes de la obra y recuerdan soluciones bizantinas (Santa Sofía de Constantinopla). La linterna en mármol blanco que remata la cúpula y refuerza la esbeltez del conjunto no será realizada hasta después de su muerte por sus discípulos, sobre todo Michelozzo, siguiendo los planes del maestro. Tiene forma octogonal y para salvar la diferencia de altura utiliza contrafuertes en forma de alerones. En cada lado del octógono se abre un arco de medio pun­to, sobre columnas, que permite la iluminación interior. Un chapitel có­nico decorado con hornacinas rematadas en su parte superior por una concha, corona la linterna.
Las dimensiones de esta gran cúpu­la son grandiosas: 114’5 m de altura desde el suelo (incluyendo la linterna) y 51’70 m de diámetro.

agosto 29, 2010